Hoy en día estamos expuestos a una mayor radiación de rayos UV, los cuales resultan ser altamente nocivos para la salud de las personas, provocando incluso algunos tipos de cánceres a la piel. Sin embargo, los rayos UV también poseen beneficios para la salud y la vida misma, ya que interviene en numerosos procesos metabólicos de las personas, las plantas y los animales. Claro está que los beneficios a la salud se dan en a través de pequeñas dosis de UV, la cual estimula la producción de vitamina D en la piel.
Así mismo, es importante mantener una adecuada protección a nuestros ojos, ya que la luz UV es la que más perjudica a nuestra salud ocular, provocando enfermedades como cataratas, carnosidad en los ojos o párpados e irritaciones, producidas por la exposición inadecuada al sol sin los lentes ideales.
Por ello, las gafas de sol, más allá de ser un accesorio indispensable para días soleados y que acompañan con nuestros outfit, cumplen un papel importante en la protección de nuestros ojos. No obstante, especialistas recomiendan que estos deban ser adquiridos en ópticas habilitadas, pues no todas las gafas que se venden cuentan con 100% protección UV.
Un poco de historia
A pesar de no tener un registro específico sobre quién o quiénes fueron los descubridores o creadores de las gafas de sol, algunas investigaciones apuntan a que estas tuvieron sus primeras apariciones en China, ahí por el siglo XII. Se decía que se desarrolló una tecnología para ahumar los cristales de cuarzo con el objetivo de oscurecerlos, ¿Para qué?...pues, estos cristales ahumados eran usados por los jueces chinos, quienes así impedían a los contendientes en el pleito conocer la expresión de los ojos del juez, que escondía el escrutinio por parte del letrado de ambas partes sin riesgo de ser impedido por parte de los mismos.
No obstante, tal y como nos indica el blog «Noticias Lenssport» en un exhaustivo artículo que repasa los curiosos orígenes de este accesorio, para encontrar el primer antecedente histórico de las gafas de sol tenemos que trasladarnos hasta hace más de 12.000 años. Ya en esa época, los pueblos esquimales hicieron gala del ingenio suficiente para fabricar con conchas, huesos o madera unos artilugios que reducían la cantidad de luz que entraba en los ojos, evitando así la ceguera que puede llegar a producir la luz del sol al reflejarse en la nieve.
¿Cómo elegir?
Protección
Lo primero que se debe tomar en cuenta a la hora de adquirir unas gafas de sol es la protección, ya que no todas cuentan con protección UV. Asesórate con tu especialista óptico para tu elección.
Algunas dudas:
-¿A más oscuras, mayor protección?
No. La tecnología que han desarrollado laboratorios que se dedican a la fabricación de lentes, ha permitido que lentes transparentes cuenten con protección UV, incluso algunos lentes de contacto ya cuentan con esta tecnología.
Además, cuando las lentes son más oscuras, obligan a que la pupila se dilate más, permitiendo el paso de los rayos UV.
Calidad
En el mercado de las monturas, existen un sinfín de diseños altamente llamativos y a buen precio. No obstante, debes asegurarte que estas sean flexibles y puedan moldearse a tu tipo de rostro. Además, las gafas de sol deben portar al menos la marca “CE” como estándar mínimo de calidad.
Forma de cara
Quizás el punto más difícil, pues nadie quiere llevarse unas gafas que no le van bien o que simplemente no te hacen sentir cómodo. Considera estas recomendaciones según tu tipo de rostro.
Cara redonda: lentes cuadrados que alarguen tu rostro serán la mejor opción.
Cara cuadrada: apuesta por lentes redondos. Lo más conveniente es no usar monturas que hagan ver el rostro más “geométrico”.
Cara ovalada: es el tipo de cara ideal, le quedan casi todos, excepto los muy grandes.
Cara triangular: funcionan muy bien las monturas que son más anchas en la parte superior que en la inferior.
Cara diamante: lentes ovalados o alargados son perfectos para ellos.
Recomendaciones
No limpies tus lentes con alcohol, ya que generalmente, estas fueron fabricadas con tratamientos químicos que podrían dañarse con el alcohol.
Cuidado con la sal y el cloro, ya que podrían provocar manchas en las micas que serán muy difíciles de remover.